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¿Qué es un analista empresarial? ¿Para qué sirve?

Escrito por Jordi Gavaldà | Nov 30, 2021 11:15:00 AM

¿Qué hace un analista empresarial? Las empresas, como todos los seres vivos, pasan por una serie de etapas a lo largo de su vida. Los cambios de etapa representan épocas de cambio en las que los sistemas de gestión con los que se dirigía la empresa hasta el momento, ya no son válidos para la siguiente etapa y deben evolucionar, como el resto de las funciones de la compañía, para adaptarse a las nuevas realidades

¿Necesita mi empresa que venga un analista?

Este proceso no es obvio, especialmente para las personas que trabajan en la empresa. Es bien conocida la analogía de la rana que es arrojada a una olla que contiene agua muy caliente; esta saltará de inmediato, mientras que, si la rana es depositada en agua fría que se va calentando progresivamente, esta no será consciente del cambio gradual del entorno y perecerá hervida. La función del analista es evitar esta situación e impulsar los cambios en el momento en el que la empresa los necesita.

 

Momentos críticos de una empresa

Los momentos críticos en la vida de una empresa, en los que los sistemas de gestión deben adaptarse a la nueva realidad, pueden resumirse en las siguientes situaciones:

La dirección debe pasar de ser unipersonal a estar constituida por un equipo

Cuando una empresa empieza, todo depende del fundador. Este ejecuta casi todos los roles posibles; director, vendedor, productor, transportista, comprador y hasta algo de administrativo. A medida que la empresa crece, va contratando personas que le ayudan en cada una de estas tareas, que él conoce bien porque las ha ejecutado ampliamente.

De hecho, el fundador pasa a hacer de jefe de ventas, jefe de operaciones, jefe de logística, jefe de compras y jefe de administración. No puede prestar a cada puesto la atención que requiere, y el desempeño en cada uno de ellos es mediocre. Adicionalmente, su calidad de vida se resiente hasta llegar a extremos no sostenibles. Si no se produce un cambio, la empresa no puede crecer ni evolucionar.

 

 

Falta de competitividad de la empresa

A partir de su fundación, todas las empresas se desarrollan porque aportan algo nuevo. Eso se debe a la visión del empresario, que ha sabido detectar una oportunidad de negocio a partir de unas necesidades del mercado no satisfechas.

Pero la capacidad de aportar una nueva oferta al mercado no es una condición inmutable; debe ser trabajada cada día, y eso requiere poder dedicarle tiempo de calidad e ilusión. En ausencia de estos, la empresa se resiente y se inicia un espiral de retrocesos, que puede ser de pendiente suave y muy largo. Esta dinámica debe ser interrumpida de inmediato, y empezar a construir para el crecimiento.

Necesidad de planificar el relevo generacional en la dirección

Nunca es fácil ceder la dirección de la empresa a un sucesor. Y es más difícil cuando este es un hijo, al que se conoce bien y se es consciente de sus puntos fuertes y, también, de sus puntos débiles. Pero el retraso indefinido en la sucesión nunca es una opción. Cuando antes se sea consciente de esta realidad, antes se podrá poner remedio a lo que tenga que ser corregido y antes se estará preparado para el cambio generacional.

Recomendaciones de un analista

En todas estas situaciones, un analista será capaz de separar las causas de los síntomas, de comunicar claramente los hechos y de determinar qué debe hacerse para corregir el rumbo. Las recomendaciones que hace un analista pueden dividirse en dos grandes grupos.

Aportación de metodologías y técnicas

La implantación de procesos técnicos, encaminados a mejorar el control de gestión, la planificación comercial, la ejecución de las operaciones u otras medidas que son necesarias para gestionar adecuadamente la empresa.

A medida que la empresa crece y se hace más compleja, es necesario utilizar las herramientas de gestión adecuadas para garantizar la adaptación exitosa de la empresa a las nuevas situaciones.

Adaptación del trabajo directivo a las necesidades de la empresa

El cambio en la naturaleza del trabajo y de las actitudes del empresario, para que su comportamiento directivo esté en consonancia con las necesidades actuales y futuras de la empresa.

Con frecuencia el empresario debe empezar a trabajar fuera de su zona de confort, practicar nuevas competencias, abandonar comportamientos fuertemente arraigados y confiar en que su equipo adquiera una mayor madurez profesional. Todo esto no es fácil, pero con frecuencia es imprescindible para asegurar el buen funcionamiento de la empresa.

El analista cuenta con algunas facilidades para llevar a cabo su labor. La ausencia de vínculos emocionales consolidados con las personas de la empresa le permite evitar sesgos en el momento de determinar las situaciones. Su experiencia y formación también tienen un papel en el desarrollo de su trabajo.

Es importante que el empresario tenga una actitud abierta ante un analista. Debe transmitirle sus proyectos, sus ilusiones, y también sus inquietudes y sus números. El analista será su mejor aliado, conocerá y defenderá sus intereses, y el diagnóstico de la situación que proponga estará encaminado a mejorar la competitividad de la empresa y a permitir que el empresario consiga sus objetivos.

 

Es necesario saber la situación real de nuestra empresa desde un punto de vista externo y experto. Tras este análisis, el empresario podrá tomar las decisiones que considere, pero las hará con información real y de calidad. Es verdad que muchos empresarios manifiestan que quizás ahora no es el mejor momento, que quizás cuando se supere la fase de transición actual, una mala racha, la incorporación de un nuevo responsable, etc. Pero eso no es más que alargar algo que quizás nos da miedo acometer. Da el paso y descubre cuánto y cómo, puede mejorar tu empresa. Ponte en contacto con nosotros sin ningún tipo de compromiso.