Cómo pueden hacer frente las pequeñas y medianas empresas a los retos que se les presentan con frecuencia en un mundo globalizado y altamente competitivo. La realidad de las pequeñas y medianas empresas es que se enfrentan a una serie de retos. Analizamos estos retos y cómo puede el empresario de la pequeña y mediana empresa superarlos.
¿El hecho de tener unas dimensiones más limitadas, en comparación con las grandes industrias, comporta desventajas? ¿O por el contrario se abre la puerta a nuevas oportunidades?
Ya hace tiempo que las PYMES cuentan con un instrumento de ayuda para mejorar su gestión y sus resultados, aquí es donde entran en juego las empresas de consultoría.
La figura del empresario ha ido evolucionando, es una persona que está más informada y mejor formada de lo que lo estaba antes. Esto lo convierte en un empresario más exigente y estamos viviendo un momento en que cada vez, al ser todos más exigentes y mejores empresarios, lo que hacemos es volver el mundo más competitivo y esta competencia obliga a todos los actores a estar cada vez más preparados, los empresarios y los consultores. En definitiva, necesitas estar cada vez más preparado para dar un valor añadido a tu cliente, ya seamos nosotros o ya sean los empresarios de cualquier sector.
Muchos empresarios descubren que la idea de empresa que tenían a sus inicios, los objetivos que se marcaban o visualizaban inicialmente, pasados los años, no llegan, no se alcanzan, el ideal de empresa que perseguían queda lejos.
Muchos gerentes de pequeñas y medianas empresas comentan “sé hacer muy bien mi trabajo, soy un buen profesional, pero no consigo aquella rentabilidad que tenía” o, “la empresa me lleva a mí, no llevo yo a la empresa, necesito controlar la empresa, necesito esta tranquilidad”. Esto es algo muy habitual y que escuchamos con frecuencia.
Hay empresas que lo que necesitan es un empujón para crecer. Son empresas que tal vez en su día nacieron y han crecido y han llegado hasta donde han llegado porque los clientes que tenían les han permitido llegar hasta el punto en el que se encuentran ahora, pero resulta que se dan cuenta de que necesitan más clientela. Antes los clientes venían, ahora resulta que los tienen que ir a buscar y necesitan aprender a cómo negociar esos clientes, necesitan cambiar la forma de funcionar de la empresa para que puedan ir a buscar nuevos clientes.
En otros casos son empresas que están consolidadas y lo que buscan es más rentabilidad. En otras situaciones, lo que nos podemos encontrar es ese empresario que ha llevado la empresa hasta aquí y que llega a cierta edad en la que se plantea “vaya, ¿Quién dará continuidad a esta empresa?” Y es ese momento en el que también interviene Iberdac, cómo ayudar a ese empresario a que haga un relevo adecuado dejando la empresa en buenas manos.
En una empresa familiar, es frecuente que el padre tenga una manera de hacer las cosas y, que la generación presente o, la generación que viene después, tiene otra forma de proceder, de hacer las cosas diferente y lo que nosotros hacemos es buscar ese relevo, aunque el mismo propietario, en ocasiones, tiene la percepción de que tal vez no está la siguiente generación preparada. Independientemente de la casuística particular de la empresa, lo más importante es que una vez que ha decidido contratar una consultora empresarial, lo haga sabiendo cómo trabaja esa consultora. No todas las consultoras trabajan igual, ni todas son iguales. En el artículo de la metodología Iberdac exponemos nuestra forma de trabajar.
Cada vez más, los empresarios se han ido formando, han pasado por la universidad, pero generalmente, cuando uno es empresario, lo es porque ha hecho una actividad y aquella actividad que hacía, que la hacía trabajando para otro, ha decidido en un momento dado hacerla por su cuenta y riesgo y esa persona tiene una experiencia en hacer ese trabajo, esa actividad, pero tal vez no en gestionar. Es muy buen profesional, pero, ¿Es un buen gestor?
Por lo que, aunque tenga formación, esa formación muchas veces va junto con los golpes, por decirlo de alguna forma, con los golpes de cabeza que se ha ido dando él solo para ir adquiriendo experiencia.
En ocasiones no salen y en otras, no se conocen ni los números, o al menos con la puntualidad que se debería. Pero puede ser que ese empresario vea que tiene un problema, sabe cuál es el problema, pero a lo mejor no lo quiere afrontar. ¿Por qué? Porque afecta a circunstancias personales de relación con otras personas de la empresa y a veces se ve obligado o se vería obligado a tomar una serie de decisiones que no son agradables.
Por eso, ¿Es consciente de sus problemas? Es posible, muchas veces sí, lo que ocurre es que hay un porcentaje de problemas que se hacen evidentes cuando nosotros entramos dentro de una empresa, cuando tras un análisis detallado ponemos el foco en aquellos problemas que antes no era consciente ese empresario que los tenía. Del problema más gordo, a nuestro entender, por experiencia, sí que es consciente el empresario, pero la cuestión es ¿Cómo lo soluciono?, ¿Cómo soluciono los problemas de mi empresa?
Quizás lo ha intentado muchas veces, pero por tener que tomar decisiones que no son agradables o, por falta de saber el “cómo hacerlo”, no ha llevado a cabo los cambios que tenía que hacer. No hay que restar importancia al componente emocional en la toma de decisiones. Es muy importante, es decir, no podemos separar lo que es procesos y personas, al fin y al cabo, las empresas las llevan las personas.
Una empresa puede tener un buen producto o servicio, pero si no llega al mercado, no sirve de mucho. Es como saber la teoría y no saber la práctica. Pero más allá de una labor comercial, el éxito de una empresa es la gestión, la gestión en general, es decir, planificar bien esa empresa, gestionar bien financieramente esa empresa, gestionar bien cómo haces la producción, gestionar bien la parte comercial. En Iberdac entendemos, para reducirlo a tres puntos básicos, la empresa es como tres rodamientos, o como un taburete de tres patas. Hay una pata que es la administración, una que es la producción y una es la parte comercial, si falla una de las patas, ese taburete se cae. Hay más patas, está el almacén, por ejemplo, pero básicamente son tres patas. Estas tres patas tienen que funcionar. Por muy bien que funcione la pata comercial, si la de producción no funciona bien, esa empresa se cae. Por muy bien que vaya la producción, si la parte comercial no funciona, ese taburete se cae. Y así es como tenemos que entender una empresa, como un conjunto. Por eso, cuando intervenimos en una empresa, lo que hacemos es, previamente, estudiar toda la empresa. Porque tiene que haber una coherencia en toda esa organización, en todos sus procesos, en todas sus áreas. Tiene que haber una coherencia.
El empresario de la PYME, ¿Conoce bien al consumidor, conoce también a la competencia? ¿Le falta conocimiento de mercado hoy en día?
Tiene conocimiento del mercado, eso es una realidad. El empresario de pequeña y mediana empresa, una de sus virtudes es que, como está al frente de todo, se mete en todas partes y tiene contacto con sus propios clientes y va palpando continuamente el mercado. Otra cosa es, estadísticamente, si conoce bien ese mercado, si ese producto o servicio en concreto, etc. ¿Hay algo de ese producto que tenga que cambiar? Son cosas tal vez un poco diferentes, pero ese empresario, hablando estrictamente de su mercado, es un buen conocedor.
Confiar en el olfato, el antiguo y peligroso método que todavía aplican muchos empresarios. Es algo que nos encontramos, hay muchas empresas que confían con el olfato, “esto me huele a…”, “esto huele a que será un éxito” o al contrario “esto tiene pinta de que no funcionará”. Muchas veces es así, pero desde Iberdac, como consultores, es una de nuestras tareas, modificar esos procedimientos basados en hipótesis sin fundamento real. Nuestra labor es, cuando aterrizamos en casa de un empresario, profesionalizar la gestión, sustituir esas intuiciones, con un método de funcionamiento, un método de trabajo, un método de gestión, que permitan a ese empresario tomar decisiones acertadas. Pero ojo, las dos partes son importantes, la intuición o el olfato de ese empresario, y la gestión. No hay que desprenderse de la intuición y del olfato, es algo que hay quien lo tiene y le ha reportado éxitos, pero si esto lo profesionalizamos, entonces el objetivo o el éxito, será más factible.
El ser emprendedor lleva consigo el tener que tomar decisiones, lo que no puedes hacer es tener una empresa y “vaya, está funcionando, no toco nada”. La toma de decisiones es algo que es inevitable, porque en el mercado todo va evolucionando y, si tú no evolucionas junto con el mercado, te vas quedando desfasado.
Dos preocupaciones que son muy comunes en los empresarios de las PYMES son el acceso al crédito, por un lado, y el acceso a las nuevas tecnologías.
Bajo nuestro punto de vista, las tecnologías son una preocupación circunstancial, que está pasando ahora, no es una preocupación de siempre, sino que está pasando en este momento. El tema financiero es otra preocupación puntual. Pero la preocupación más importante del empresario, tiene que ser la gestión de la empresa. Lo que hace que una empresa funcione o no funcione es cómo la gestionamos, porque estas circunstancias de “el mercado financiero está como está”, o si “me está poniendo normativas el Estado”, “que si el tema político”… Esto son circunstancias que están y que el empresario ha de saber capear. Hoy son estas circunstancias, mañana serán otras circunstancias, pero si tienes una base de gestión profesionalizada, puedes navegar entre estos mares.
Cada vez más, las empresas se abren al exterior y las PYMES también, no es un mercado que diga no a la exportación. Años atrás, para las PYMES el tema de exportar parecía algo “vaya, que piedra tan grande para mover”, pero en esto, desde Iberdac, las ayudamos, es decir, preparamos a las empresas para que puedan tomar ese camino para exportar. Y tenemos que ser conscientes de que, cada vez más, estamos en un mundo globalizado y no hay otro remedio que salir a vender fuera.
Muchas veces el empresario intenta hacer las cosas a su manera, ha funcionado de la forma en que ha funcionado hasta el día de hoy y ha tomado las decisiones que creía que tenía que tomar y llegado el momento complicado, el empresario intenta por sus propios medios, salir de una situación de la que está perdiendo el control.
Antes de pedir ayuda, de contratar una visión externa, muchas veces deciden intentarlo a su manera. Es decir, nos cuesta pedir ayuda. Algo que, por ejemplo, ocurre menos en países como Inglaterra o Estados Unidos, allí los empresarios tienen muy claro que la empresa es una herramienta para conseguir algo, no es el fin. Es una herramienta en el sentido de que tienen muy claro que, si necesitan a alguien que les ayude en esta área, pues irán a buscar a alguien para que les ayude en esta área.
Las pequeñas y medianas empresas, ¿Cómo están compitiendo con la llegada de grandes distribuidores, de grandes producciones que vienen de fuera con una relación calidad-precio muy competitiva?
Bajo nuestro punto de vista, solo hay una forma de competir en este sentido que es diferenciándose de la competencia, diferenciándose respecto a esos que vienen de fuera. Lo que tienen que hacer esos empresarios es prepararse, formarse bien y ser muy competitivos en un área muy concreta del mercado. Es decir, no querer entrar en el juego de esas grandes empresas que vienen de fuera, sino buscar su propio nicho de mercado donde sean especialistas, con un producto diferenciado, es una de las maneras que tienen para poder competir.
Cualquier intervención que hacemos desde Iberdac, en una empresa, puede tener una duración de cuatro meses, seis meses, nueve meses, dependiendo de qué se tiene que hacer en esa empresa y dependiendo de los medios humanos de los que disponga esa empresa.
Desde Iberdac, cuando elaboramos un proyecto, nuestra forma de trabajar tiene dos vertientes, una es, definir cómo funciona esta empresa y, por otro lado, hay otra vertiente que es, una vez vamos definiendo la forma de funcionar de esa empresa, nuestros profesionales, nuestros consultores, cogidos de la mano con el empresario y su equipo, vamos a llevar a término todo aquello que hemos definido que tenemos que hacer en la empresa. Es decir, nuestro fuerte como empresa de consultoría de gestión está en la implementación, en la gestión del cambio, en acompañar en todo este proceso al empresario, en acompañarlo y conseguir que, mientras estamos conviviendo con ese empresario y con esa empresa, el empresario vaya viendo los resultados de lo que se está haciendo. No dejamos solo al empresario con un listado de tareas, nos implicamos en la implementación para que pueda sacar el máximo rendimiento.
En este artículo hemos transcrito gran parte de la entrevista que se realizó a Jordi Pasanau, gerente de Iberdac, en la emisora de radio Stock de Ràdio. Es una entrevista en catalán que puede ser escuchada de manera completa en el siguiente acceso.
En Iberdac, nos dedicamos desde hace más de 20 años a trabajar con los empresarios de las pymes españolas, codo a codo, acompañando desde dentro, analizando la situación real e implementando los procesos de mejora. Si considera que ha llegado el momento de analizar la empresa con una visión externa y experta, póngase en contacto con Iberdac. Atenderemos su caso particular, sin ningún tipo de compromiso.