La organización en una empresa no lo es todo, pero sí es mucho. En el artículo analizamos los 5 factores claves para el buen funcionamiento de una organización empresarial.
La mayoría de los fracasos empresariales responden a problemas de organización y gestión, en muchos casos relacionados con tomas de decisión errónea o basada en intuiciones en lugar de en datos. El aumento del uso de la tecnología en la empresa ha hecho que, además, las ventajas competitivas sean cada vez menores y que esta gestión empresarial sea cada vez más importante.
La gestión empresarial se conforma con el conjunto de medidas y estrategias que buscan mejorar la productividad y el posicionamiento en el mercado. Sabemos que la clave del éxito de un negocio depende de tres factores: una gestión eficiente, un buen nivel de comunicación interna y externa, y el análisis constante de los resultados de las acciones, que ayude a tomar decisiones basadas en datos objetivos.
Uno de los mayores esfuerzos para analizar la efectividad de la organización empresarial es conseguir una visión general, analizando la empresa como un todo y no como la suma de sus partes. En la mayoría de los casos los empresarios, en especial en las pymes, se encuentran demasiada cerca del puzzle como para poder ver las formas que les permitan completar el reto y encontrar el equilibrio en la organización.
Debemos poder analizar todos los recursos de los que disponemos y organizarlos de forma que generen el máximo rendimiento con el menor coste. No se trata sólo de pensar en la organización de los recursos humanos, sino también de los recursos productivos y financieros. De la suma de todas esas partes es de donde podremos obtener la mayor competitividad empresarial.
Los primeros pasos parten siempre del análisis de la organización que tenemos hasta el momento. Si no contamos con él deberemos elaborar un organigrama, donde se definan las funciones y responsabilidades de cada uno de los puestos. Deberemos tener en cuenta no sólo la necesidad de definir los puestos, sino también la de comunicar eficazmente este organigrama para que cada trabajador pueda asumir los diferentes roles generados.
Nada de esto será posible sin un líder que permita estructurar la organización. El liderazgo empresarial es básico para que todos aquellos que componen la empresa trabajen por los mismos objetivos y se sientan motivados dentro de su rol.
Cuando una empresa entra en estancamiento o en crisis, tenemos muchas dudas sobre su viabilidad, pero, si la empresa ha funcionado hasta el momento, puede seguir haciéndolo. El análisis y la adaptación al cambio serán las claves para su nuevo crecimiento.
Una empresa es tan buena como las personas que trabajan en ella, el equipo es determinante para la sostenibilidad y el futuro de la compañía, pero no es garantía de éxito. Para que la organización funcione de manera adecuada deberemos prestar atención a otros factores como:
La estructura organizativa es un estándar donde establecer las funciones de cada puesto en una empresa y será la base de los procedimientos de trabajo. En función de los objetivos fijados la estructura empresarial puede (y debe) variar y estar siempre enfocado a la consecución de los mismos.
La organización de nuestra empresa debe responder y ser coherente con nuestra estrategia y sus objetivos.
Los trabajadores que conforman nuestra empresa deben conocer los objetivos empresariales y su responsabilidad en la consecución de los mismos. Los procesos en los que participa, su alcance y su relevancia en los indicadores establecidos. La comunicación interna (y externa) es clave para conseguir los objetivos corporativos.
Perseveramos en la idea de que el equipo es lo más importante dentro de una empresa, es por eso que debemos cuidarlo y vincularlo de manera directa con nuestra visión y misión empresarial.
El talento crece y se deja ver de manera directamente proporcional a lo que la empresa les permite demostrar. Si buscamos retener el talento dentro de nuestro negocio deberemos ser observadores y flexibles para poder sacar el mayor potencial de nuestros equipos.
La empresa debe ser transparente con la información, abierta a la crítica, al cambio y al crecimiento. Del mismo modo debe transmitir esta cultura a sus trabajadores.
Alineado con la transparencia empresarial está que los valores de la empresa sean coherentes con el trato a sus trabajadores. Por ese motivo no se deberá centrar en el pago de los salarios de los trabajadores, sino que deberá ser consecuente y encargarse de proporcionar formación y oportunidades de desarrollo a su equipo.
En Iberdac trabajamos para que nuestros clientes mejoren su competitividad. Esa es nuestra razón de ser, y lo logramos integrándonos al 100% en tu estructura empresarial. Queremos construir organizaciones excelentes, trabajar día a día con sus equipos y mejorar sus resultados de manera objetiva. ¿Estás listo para mejorar tu competitividad?