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Los 7 comportamientos que pueden dañar las finanzas de tu pyme

Escrito por Iberdac | Jul 21, 2022 7:45:00 AM

Es muy habitual que las pymes pasen por momentos de inestabilidad en sus finanzas. Muchos factores pueden provocar esta problemática. En este artículo vamos a relacionar los 7 comportamientos más comúnmente observados en los clientes que acuden a Iberdac por problemas en sus finanzas:

1. La falta de planificación

Pocas son las pymes que planifican sus finanzas a medio y largo plazo. En ocasiones se planifica la cuenta de resultados, pero raramente se evalúan los efectos financieros que pueden llegar a tener los objetivos que se determinan en el terreno económico, o el efecto financiero de decisiones aisladas que se van tomando dentro de la pyme en el transcurso de los años: inversiones o decisiones comerciales que acaban afectando a las finanzas. En la cultura empresarial de la pyme la elaboración de los presupuestos económicos (cuenta de explotación) se encuentran más extendidos. Los presupuestos financieros mucho menos, en numerosas ocasiones son los grandes desconocidos de la pyme y ni tan solo se consideran como un ejercicio posible. Ver: ¿Cuánto dinero necesita mi negocio?

 

2. Financiar el crecimiento

Las organizaciones crecen sin valorar los recursos que requerirán esas estrategias empresariales. La pyme se ve obligada a crecer para defender su competitividad y/o mercado, pero esta decisión requiere que la compañía valore y considere los efectos financieros que tendrá que gestionar (mayor necesidad de inversión en inventarios, saldos de clientes, quizá también inversiones para preparar la empresa para ese crecimiento; maquinaria, instalaciones, equipamientos auxiliares, elementos de transporte, etc). El crecimiento puede provocar tanto necesidad de inversiones en activos fijos, como en financiación del circulante. Ambas necesidades se deben valorar y considerar.

 

3. La carencia de un control cercano y la fijación clara de responsabilidades sobre factores clave de las finanzas

Las variaciones que se producen en algunas partidas pueden afectar de manera contundente a las necesidades de financiación en circulante. Por ejemplo, el nivel de inversión en inventarios máximos, tanto en existencias comerciales, materias primas o productos acabados, el control de su rotación. También el control y supervisión cercana de los plazos de cobro que se conceden a los clientes, o sobre los plazos de pago que se consiguen desde la negociación de las compras. 


4. Fabricar por encima de las necesidades

Esta es una tentación extendida. El empresario supone que bajar los niveles de producción a la demanda real le provoca un aumento de los costes unitarios, obviando el concepto de subactividad. Fabricar sin vender sistemáticamente es un comportamiento que pondrá en tensión a las finanzas de la organización. El equilibrio de las vertientes económica y financiera en la toma de decisiones en ocasiones se transforma en un laberinto de difícil resolución para el pequeño empresario. Ver: Hacer los deberes antes de crecer: márgenes y control presupuestario.

 

 

5. La voluntad de diversificar, pero sin recursos

En ánimo de diversificar riesgos en muchas ocasiones el empresario destina recursos (tiempo y dinero) de un proyecto para financiar otro. Hasta aquí nada parecería incorrecto si los excedentes del negocio original fueran reales y suficientes, pero no siempre es así, porque las cosas y las decisiones, muchas veces en la pyme no suelen medirse formalmente. Además, para acabar de complicar estos escenarios, tampoco se concretan demasiado las necesidades de inversión de los nuevos proyectos y la ilusión puesta en estos limita la capacidad de darse cuenta de que estamos quitando más recursos de los que genera el proyecto original, para poner esos recursos en otro proyecto que, en el medio plazo, no reportará los flujos de caja que requerirá la estabilidad general del empresario. 

 

6. Evitar la realidad cuando toca reestructurarse

En ocasiones el entorno afecta de manera negativa a las ventas, a los márgenes, o las finanzas. No querer ver esta realidad, o pensar que la tempestad remitirá sin poner límites al tiempo de espera y capital a invertir en él mismo, es algo muy común en la pyme. Estas organizaciones son mucho más personalistas y familiares que las de mayor dimensión, situación que provoca que se atrasen decisiones que acaban generando un efecto peor que el de afrontarlas con celeridad.

Ejemplo parecido al del punto anterior son las buenas perspectivas que nunca se cumplen, comportamientos excesivamente optimistas que llevan a tomar decisiones de sobrecostes o inversiones que después no mantienen los retornos esperados de manera sistemática y que acaban generando desequilibrios financieros o pérdida de competitividad. Ver: 8 claves para mejorar la rentabilidad de mi pyme.

 

7. Mezclar el patrimonio personal y empresarial

En algunas ocasiones, la empresa adquiere a su nombre elementos de patrimonio que claramente son de uso personal. Al margen del riesgo fiscal en el que se puede incurrir, se obliga a la empresa a asumir un nivel de gastos que no siempre puede soportar, creando tensiones de liquidez innecesarias.

 

Evite caer en las tentaciones y escenarios anteriores. Todos estos comportamientos originan un porcentaje importante del final precipitado de muchas organizaciones. Intente medir sus decisiones. Aunque por experiencia piense que está tomando la mejor de las decisiones, intente contrastarlas con números. Cada vez que tome una decisión, o deje de tomarla, reflexione en los efectos económicos y financieros que tiene el camino escogido. Valore tanto los costes y repercusiones de tomar una decisión, como los costes y repercusiones de no tomarla. No hacer algo, también es tomar una decisión con su saldo económico y financiero correspondiente.

Si tiene tensiones financieras y no sabe qué las ocasionan, no dude en pedir ayuda y buscar explicaciones. Lo que hoy se puede arreglar a nivel financiero, quizá dentro de un año no tenga una solución fácil.