Esta es una de las preguntas que un analista de empresas ha de responder con más frecuencia. La respuesta no es muy difícil, pero exige usar un método para poder ser formulada correctamente.
En primer lugar, hemos de distinguir entre las necesidades operativas -las originadas por las operaciones de compra, manipulación y venta del día a día – de las necesidades extraordinarias, aquellas que implican la realización de inversiones relevantes con el fin de aumentar la capacidad productiva.
Las inversiones que la empresa necesita mantener para las operaciones del día a día, están cuantificadas en inventarios y deuda de clientes, así como en el mantenimiento de un nivel mínimo de tesorería. Estas inversiones están financiadas en parte por la financiación que se obtiene de los proveedores. La diferencia entre las inversiones y la financiación son las Necesidades Operativas de Fondos (NOF), que la empresa debe financiar de alguna manera.
El empresario, viendo la composición de las NOF, puede empezar a tomar decisiones para minimizar sus necesidades de financiación. Estas pueden resumirse en los siguientes puntos.
En primer lugar, debe reducir al mínimo el inventario de materias primas, obra en curso y productos terminados. Y esta disminución pasa por saber de forma precisa el valor del inventario; en muchas ocasiones no se conoce con certeza el valor del inventario, y con frecuencia está sobrevalorado.
La deuda debe ser cobrable; con frecuencia se presenten saldos arrastrados por varios años, clara señal que la deuda probablemente es incobrable. En ambos casos, inventario y deuda de clientes, la gestión a realizar es conocer la cifra real y trabajar para reducirla.
No tiene sentido disponer de un saldo muy alto de tesorería. Generalmente, entre un 3% y un 5% de la cifra de ventas es suficiente.
Como en el caso anterior, el empresario debe partir del saldo real. En esta partida también se presentan saldos arrastrados con frecuencia, síntoma de no tener un sistema contable correcto. Cuanto mayor sea el saldo de proveedores, menores serán las necesidades de financiación externa. No hace falta decir que el incremento del crédito de los proveedores ha de basarse en el consentimiento mutuo, fruto de una negociación.
Las Necesidades Operativas de Fondos son irregulares: si la empresa crece, crecerán; si las ventas presentan una fuerte estacionalidad, las necesidades también serán estacionales. Las necesidades de fondos dependen de los plazos de maduración de existencias, cobro de clientes y pago a proveedores, y también del margen de beneficio de la empresa; cuanto mayor sea, menores serán las necesidades de financiación. El producto financiero adecuado para financiar las NOF serán pólizas de crédito, líneas de descuento de facturas o recibos/efectos u otros productos similares a corto plazo y bajo coste, que se adaptan a las necesidades variables de las NOF.
La mejor manera de reducir las necesidades de fondos es mediante una buena gestión. Podemos citar dos ejemplos claros:
En resumen; si la empresa quiere necesitar menos dinero, debe mejorar la gestión.
Las inversiones destinadas a incrementar la capacidad productiva deben estudiarse de otra forma. El incremento de la capacidad productiva ha de venir acompañada de un incremento en ventas y de un margen económico que financie la inversión. El producto financiero a contratar es un préstamo a largo plazo, que se irá pagando con una parte del incremento de ventas posibilitado por la inversión. Un punto al que se debe estar atento es el que incremento de ventas requiere de sus propias necesidades operativas de fondos, cuya financiación también tiene que estar prevista.
Para el estudio de la financiación de proyectos a largo plazo pueden usarse varios tipos de herramientas financieras. Siempre existe un punto de incertidumbre, pues nadie puede asegurar las ventas de aquí a 3 años, pero es mejor usarlas teniendo en cuenta su margen de error que no usar ninguna metodología y confiar en la suerte y la buena fortuna.
Las necesidades de financiación, tanto a corto como a largo plazo, deben incluirse en el balance y la cuenta de resultados previsional de la empresa, pues de esta forma se puede tener una visión de conjunto que es absolutamente necesaria para la gestión de la sociedad.
El nivel general de endeudamiento debe mantenerse bajo control. Si la empresa no crece, las necesidades de financiación a corto plazo no deben crecer. Si lo hacen, es un síntoma que la empresa puede:
Las tres opciones no son positivas, y el empresario debe actuar para corregir la situación.
En todos los casos, el empresario debe estar seguro que los datos con los que trabaja su departamento de finanzas reflejan la realidad de la empresa. En caso contrario, toda cifra resultante del proceso no será cierta y no aportará información válida para la toma de decisiones. Con datos inciertos, mejor no empezar.