¿Te gusta tu empresa?, ¿Emprender o gestionar? Para que un empresario tenga éxito, tan necesario es tener una personalidad emprendedora como capacidad de gestión. Hablamos de las diferencias entre emprender y gestionar, de cómo encontrar el equilibrio entre ambas, el perfil del emprendedor y los escenarios a los que se enfrenta.
Podemos definir el espíritu emprendedor en ver una oportunidad de negocio donde otros no la ven, así como la aceptación de asumir riesgos. El empresario es una persona creativa, y que focaliza esta creatividad en el mundo de los negocios. Su motivación es lograr sus objetivos, y tener una recompensa económica por sus esfuerzos. Hace falta una persona especial para empezar un negocio desde cero, y crear productos, encontrar clientes y personal, conseguir financiación, buscar proveedores y cumplir a fin de mes con lo prometido a todos ellos. Por otro lado, se puede definir la capacidad de gestión como el proceso de captar información del entorno, tomar decisiones acertadas en base a esta información y la propia experiencia, y llevar a la práctica las decisiones tomadas de forma efectiva.
En una empresa los dos perfiles son necesarios; durante las fases iniciales, el énfasis debe ponerse en el emprendimiento. Pero a partir de cierta dimensión, la empresa necesita las funciones de gestión para permitir un crecimiento rentable de la organización.
Es difícil que la personalidad de un mismo empresario tenga los dos conjuntos de competencias en la proporción necesaria para que su estilo de gestión esté acorde en todo momento a las necesidades de su empresa. Si las competencias de emprendimiento tienen un papel muy protagonista, pronto suelen aparecer varias disfunciones en la organización, que pueden llegar a poner en peligro la supervivencia de la misma. Si las de gestión son preponderantes, es difícil que la empresa llegue a nacer.
Para que el estilo de gestión sea el que la empresa necesita en todo momento, el empresario debe conocerse bien tanto a él mismo como a su empresa. Debe saber dónde podrá aportar lo mejor de sí mismo, y las necesidades reales de su empresa. Basándose en qué tipo de empresario se reconoce, los escenarios que tiene delante pueden ser los siguientes:
La creación de varias empresas con este método tiene el riesgo de exceder las capacidades de gestión del mejor de los emprendedores, porque puede tener que hacer frente de forma concurrente a entornos y situaciones muy distintas. Es habitual que la mayoría de las nuevas sociedades acaben vendiéndose o cerrando.
El emprendedor en paralelo tendrá más éxito si es capaz de crear y mantener equipos directivos que le complementen. Si quiere llevarlo todo él personalmente, sus empresas pueden tener problemas serios por falta de atención.
La dirección de una empresa implica tener una visión a largo plazo, así como la capacidad de ligar la visión con planes de acción efectivos en el presente. Si uno de estos dos ingredientes falla, la dirección no es efectiva.
Si un director solo tiene una visión, caerá en abarcar mucho, pero apretar poco. Ninguna de sus visiones se hará realidad de forma duradera. El director podrá ser muy eficaz en su empresa, hasta que el entorno cambie un poco y los esfuerzos de él y de su equipo, aunque encomiables, estén mal dirigidos. Evite engañarse a sí mismo en los negocios.
El empresario debe preguntarse a sí mismo qué tanto tiene de emprendedor y cuánto tiene de gestor. Transformar el estilo de gestión a las necesidades cambiantes de la empresa no es fácil. Todo el equipo colaborador del empresario también deberá hacer un esfuerzo para adaptarse. Puede ser necesario contar con la colaboración de una consultora externa para realizar la evolución con éxito. En este sentido, desde Iberdac llevamos más de 20 años acompañando a los empresarios de la pequeña y mediana empresa en la mejora de sus resultados, mejorando sus procesos, su gestión y su calidad de vida. Si deseas tener una primera impresión y ver cómo Iberdac puede ayudarte como empresario, ponte en contacto con nosotros sin ningún tipo de compromiso.