Con frecuencia el empresario tiene una mala calidad de vida. A las circunstancias y desafíos normales que toda persona debe afrontar, en su caso se le suman las responsabilidades que como empresario debe asumir, provocando largas jornadas de trabajo, manejo de situaciones difíciles, y la necesidad de ser el punto de referencia del equipo humano de la empresa.
Todos estos factores afectan a la calidad de vida del empresario que, resumiendo, viene dada por dos factores principales, su estilo de dirección y la salud de su empresa. En Iberdac, con la experiencia de los años trabajando y acompañando a empresarios de pequeñas y medianas empresas, hemos recopilado lo que para nosotros son 5 consejos valiosos que pueden hacer mejorar tu calidad de vida.
Los 5 consejos para aumentar la calidad de vida del empresario
1. Poner límites al trabajo
El trabajo de empresario no tiene ni límites temporales ni geográficos; no se es empresario a tiempo parcial ni en una oficina determinada. El ordenador y el teléfono móvil han transportado las funciones del empresario a cualquier momento y lugar.
La ilusión por el proyecto personal, todas las tareas que tienen que hacerse, las peticiones de ayuda por parte de los colaboradores, las exigencias de los clientes y todos los demás elementos que exigen tiempo hacen que las horas que pueden dedicarse al trabajo sean casi infinitas, de lunes a domingo.
Puede que no se disfrute de vacaciones, ni en Navidad ni en verano, y es algo que puede producirse año tras año. Esta es una situación insostenible, tanto para el propio empresario como para su familia más cercana.
Con el paso del tiempo, la fatiga mental acumulada provoca que la calidad de las decisiones que toma el empresario se resienta. La situación también deja huella en la vida familiar y el empresario pierde momentos importantes en su vida como la vida en pareja o el crecimiento de sus hijos.
Por ello, es importante marcar unos límites al trabajo, en forma de horas de trabajo diarias, tiempo de descanso semanal y exigirse un periodo mínimo de vacaciones anuales, para descansar y tener tiempo de calidad para poder desarrollar actividades no relacionadas con el trabajo. La exigencia con definir límites al trabajo también debe trasladarse a los colaboradores más cercanos del empresario.
El no poder poner ciertos límites al trabajo es un síntoma de la existencia de una problemática grave de organización de la empresa.
2. No dejar que se acumulen decisiones por tomar
A veces tomar decisiones no es fácil. Las decisiones que toma un empresario tienen trascendencia, porque sus repercusiones pueden ser importantes, tanto para él como para sus colaboradores, proveedores o clientes.
Si al empresario le cuesta tomar decisiones, debe averiguar la causa de esta dificultad. Por un lado, puede ser porque le falte información de calidad.
Otras veces las decisiones cuestan de tomar por la vinculación emocional del empresario con las personas, un lugar o la organización en su conjunto. Con frecuencia, la gran cantidad de decisiones a tomar produce el efecto que el árbol no deja ver el bosque, impidiendo una visión clara de conjunto.
Los cambios que constantemente se producen en el mundo de la empresa provocan que las respuestas que eran válidas hace 6 meses ya no lo sean ahora. El no tomar decisiones puede provocar una situación de angustia que causa cansancio e inseguridad. Adicionalmente, desorienta al personal de la empresa, provocando inquietud y más preguntas sin respuestas.
Existen diversas técnicas de organización para conseguir tomar decisiones a tiempo. En todos los casos, no debe dejarse que se acumulen decisiones por tomar; no tomar una decisión es ya una elección implícita por sí misma, que con frecuencia no es la mejor. Y cada decisión no tomada es una carga adicional que desgasta a la persona.
3. Planificar, no dejar que el día a día domine la agenda
Para el empresario, el ritmo diario de trabajo puede ser vertiginoso. A lo largo del día, puede tener que tomar constantemente decisiones sobre temas muy variados y con poco tiempo e información para poder considerar adecuadamente todas las implicaciones de cada decisión.
Esto le puede hacer sentir que no tiene el control efectivo de su empresa y que la realidad le supera. Se produce un desequilibrio entre las demandas de atención y la capacidad para hacerles frente de manera eficaz, en tiempo y forma.
Es entonces cuando aparecen reacciones emocionales, psicológicas y físicas, cómo nerviosismo, sensación de agobio, preocupación y agotamiento. Es el estrés laboral, el cual puede ser un “acompañante” que acaba acomodándose en la vida profesional del empresario y que va desgastando sus mejores capacidades a medida que va pasando el tiempo.
Es necesario un equilibrio en los objetivos a corto, medio y largo plazo, y la planificación es la clave para poder ir ganando control sobre la propia agenda.
El estrés se reduce aumentando el grado de control que tiene el empresario sobre su vida laboral. Una de las claves está en la planificación del trabajo y la claridad de los objetivos. Debe dedicar un tiempo para cada cosa importante y hacer una sola cosa a la vez. Pasar las decisiones del día a día a sus colaboradores, prepararse la agenda del día y marcarse como objetivo la realización de tareas de forma realista y manejable.
4. Rodearse de un buen equipo humano
El filósofo bretón Bernardo de Chartres decía que somos enanos a hombros de gigantes. El empresario debe tener un equipo humano y unos procesos de trabajo que le liberen de las tareas repetitivas del día a día, y que le aúpen para poder ejercer de empresario.
Debe otorgar responsabilidad y autoridad a sus colaboradores para que éstos puedan ejecutar sus funciones sin tener que pedirle constantemente ayuda, consejo o decisiones.
Algunas funciones diarias siempre serán potestad del empresario, especialmente en una Pyme. Pero la función del empresario es detectar oportunidades, crear valor y actuar sobre los aspectos que determinan la rentabilidad del negocio, no dedicarse a la supervisión directa de la ejecución de las funciones básicas de la empresa.
No tener un buen equipo humano, o mantenerlo permanentemente en una minoría de edad porque no se le deja decidir por sí mismo, es una de las razones por las que un empresario está atado a la empresa, ahogado por el día a día.
Crear, mantener y hacer crecer un equipo humano que complemente al empresario permite a éste disponer de tiempo de calidad para centrarse en las tareas que crean valor para su empresa.
5. Solicitar ayuda cuando sea necesario
El bienestar del empresario frecuentemente guarda una relación directa con la salud de su empresa. Las causas que pueden afectar la rentabilidad son muchas, y dependen de cada caso particular.
Pueden darse circunstancias adicionales, como avales personales y préstamos a la empresa. El empresario debe ser consciente de qué ámbitos domina y cuáles no. Es probable que un administrador no esté familiarizado con la gestión de la empresa con dificultades económicas, o bien que la relación emocional que tiene con la empresa y sus colaboradores le dificulten tomar decisiones.
La peor de las decisiones es la de intentar mantener la empresa estrechando un poco el cinturón y esperar que la situación económica mejore por sí sola. Esta situación puede alargarse durante un par o tres de años, a lo largo de los cuales el empresario invierte múltiples esfuerzos y horas de trabajo en cambiar el rumbo de su empresa sin conseguirlo. Ante este tipo de situaciones, es mejor que reconozca dónde están sus mejores capacidades y dónde no, y busque un equipo que le complemente para sacarle de las dificultades con las que se encuentra.
El empresario no debe esperar al último momento para encontrar la ayuda que necesita, porque cuanto más tarde la situación será más difícil de arreglar, y él habrá quemado sus mejores esfuerzos profesionales y personales. A partir de detectar una situación de la que no se sabe bien cómo salir, debe buscar -y encontrar- ayuda experimentada en la gestión del reto que le preocupa.
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