¿Te has encontrado alguna vez con la sorpresa de que tu pyme ha cerrado el año con beneficios, pero el saldo en cuenta no refleja lo esperado? Este escenario es más común de lo que parece, y la clave para entenderlo se encuentra en los flujos de efectivo. En este artículo, desvelamos cómo gestionar estos movimientos financieros y por qué es crucial para mantener la salud financiera de tu empresa. ¡Sigue leyendo y descubre cómo evitar tensiones de tesorería inesperadas!
¿Dónde ha ido a parar mi dinero?
En el día a día de una pyme, el empresario está constantemente tomando decisiones operativas: un cliente habitual pide aplazar el pago de una factura importante, un proveedor ofrece un descuento por un pedido más grande de lo habitual, el banco solicita una reunión para hablar de los avales por la ampliación solicitada de una póliza de crédito… Todas estas decisiones ocupan tiempo y energía, y a menudo se toman con un enfoque muy práctico e inmediato.
Al cerrar el ejercicio, llega el momento de evaluar el año. Se revisan las cuentas: el balance y la cuenta de resultados. También se considera el esfuerzo que ha hecho el equipo para cumplir objetivos y los retos que se han superado y aquellos que no. Pero muchas veces, una simple mirada al saldo bancario genera confusión.
La empresa ha vendido más, tiene más clientes, incluso ha invertido en maquinaria para mejorar su eficiencia, y ha cerrado el año con beneficios. Sin embargo, el saldo en tesorería se ha reducido, incluso habiendo ampliado líneas de crédito. No hay liquidez para repartir dividendos, ni margen para afrontar con tranquilidad el inicio del nuevo año.
Y entonces surge la pregunta inevitable...
¿Dónde está el dinero de mi empresa?, ¿Por qué, si hemos tenido beneficios, no se refleja en la caja?
Una herramienta clave: el estado de flujos de efectivo
La contabilidad tiene una respuesta clara a esta situación. Existe una herramienta que ayuda a entender qué ha pasado con el dinero a lo largo del año: el estado de flujos de efectivo, también conocido como estado de origen y aplicación de fondos.
Este informe parte de una lógica sencilla: todo lo que hace una empresa genera o consume dinero. Por ejemplo, cuando vendemos a crédito, no entra dinero hasta que el cliente paga. Y cuando compramos a crédito, generamos un respiro de tesorería hasta que llega el momento del pago.
Este estado compara el balance al inicio y al final del ejercicio, y clasifica los movimientos financieros en tres grupos:
- Actividades operativas: reflejan los flujos derivados de la actividad habitual de la empresa. En una pyme estable, esta sección debería generar liquidez.
- Actividades de inversión: incluye compras y ventas de activos fijos (maquinaria, vehículos, inmuebles). Por lo general, aquí se consumen fondos.
- Actividades de financiación: muestra cómo se financia la empresa (préstamos, ampliaciones de capital, devoluciones de deuda, reparto de beneficios).
Una de las ventajas de este análisis es que permite identificar qué partidas están generando o consumiendo dinero. Por ejemplo:
- Generan fondos: los beneficios del ejercicio, el aumento del saldo con proveedores o la reducción de inventarios.
- Consumen fondos: el aumento de clientes pendientes de pago, el incremento de inventario, o unas pérdidas operativas.
Cuando una pyme consume fondos en su operativa habitual de forma recurrente, se generan tensiones de tesorería que suelen cubrirse con más deuda o aportaciones del empresario. Este patrón no es sostenible a medio plazo si no se corrige.
La sección de inversión ayuda a evaluar si los fondos consumidos están ligados a activos que aportarán valor futuro. Y la sección de financiación muestra de dónde proviene el dinero que cubre esos consumos: préstamos bancarios, aportaciones de socios o nuevas líneas de crédito.
La suma de los flujos de estas tres áreas explica la variación final de caja: cuánto dinero tenía la empresa al empezar el año y cuánto queda al terminar.
Un ejemplo práctico
Supongamos que una pyme ha obtenido un beneficio neto de 200.000 €. Pero también:
- Las amortizaciones ascienden a 50.000 €. Las amortizaciones generan fondos, porque si bien han reducido el beneficio, no han implicado una salida de caja.
- Ha aumentado su inventario en 400.000 €
- Ha incrementado el saldo de clientes (ventas a cobrar) en 340.000 €
- Y ha incrementado su deuda con proveedores en 100.000 €
Resultado de las operaciones: un consumo neto de 390.000 € en tesorería.
Además, ha adquirido una máquina por 175.000 € (inversión).
Para financiar estas operaciones, la empresa ha recibido un préstamo bancario a largo plazo por un importe de 200.000 €, y ampliado sus líneas de crédito por valor de 160.000 €, generando 360.000 € adicionales de liquidez.
El resumen de los flujos sería el siguiente:
La diferencia de 200.000 € es la reducción del saldo de tesorería que se ha producido a lo largo del año. Este cuadro explica por qué, a pesar de tener beneficios, el saldo bancario ha disminuido: los fondos se han consumido en las operaciones habituales y nuevas inversiones, y solo una parte ha sido compensada con financiación.
Conclusión: información para tomar mejores decisiones
El estado de flujos de efectivo es una herramienta esencial para cualquier pyme que quiera tener una visión clara de su situación financiera. No solo explica qué ha pasado, sino que ayuda a anticipar tensiones de tesorería y a tomar decisiones con más información: ¿Es el momento de invertir? ¿Podemos asumir más deuda? ¿Estamos gestionando bien nuestros cobros y pagos?
Saber dónde está el dinero de la empresa no es solo una cuestión contable. Es una necesidad para asegurar la sostenibilidad y el crecimiento a largo plazo.
En Iberdac te acompañamos y te ayudamos para que las dudas no se conviertan en problemas y que tu empresa ocupe el lugar que se merece. No esperes más y ponte hoy mismo en contacto con nosotros sin ningún tipo de compromiso.
