Para las empresas industriales, ya sean fábricas o talleres, la productividad de sus operaciones marcan la diferencia entre ganar o perder dinero. Para asegurar la productividad, es necesario prestar una atención constante a la eficiencia y eficacia del proceso producto. He seleccionado tres aspectos diferentes sobre los que se pueden mejorar las operaciones de una empresa.
Funciones y responsabilidades del área de producción
Es importante tener claras las funciones y responsabilidades del personal en el área de producción. Solo se puede empezar a intervenir en la mejora de un área si las personas integrantes de la misma saben bien cuáles son sus funciones y responsabilidades. En caso contrario, cualquier proyecto de mejora se ahogará rápidamente sin que nadie sepa bien el porqué. El responsable de asignar funciones y responsabilidades es la persona que esté a cargo de las operaciones de la empresa. Esta es un tipo de acción que no cuesta dinero para ponerla en práctica, aunque si esfuerzo por parte de los responsables.
Un ejemplo muy claro es el mantenimiento de la maquinaria. Si no se efectúa correctamente, primero se generarán problemas de calidad y después paros de máquina que pueden ser costosos de solucionar. Con frecuencia, este ámbito se encuentra en el territorio de varias personas; los operadores, el encargado de turno, el responsable de producción o hasta una empresa externa. El mantenimiento de una situación confusa a lo largo del tiempo provoca que la empresa gaste mucho dinero en retrabajos y reparaciones y, lo que es más grave, una situación de inestabilidad productiva que le impide asumir retos más ambiciosos.
Una vez bien establecido el organigrama, funciones y responsabilidades, no deben permitirse que se difumine y se vuelva a la situación anterior. Tener que volver a implantar un proyecto de organización es doblemente costoso, y la dirección de la empresa habrá perdido credibilidad ante la plantilla.
Plan de producción
El plan de producción es la planificación de los trabajos a realizar, debidamente priorizados en el tiempo, y con la previsión de las necesidades de personal y materiales. Para ello es necesario tener una visión amplia y una idea clara de las capacidades de los proveedores, pues ellos también forman parte de la cadena productiva de la empresa, tanto aguas arriba ( materiales, subcontrataciones...) como aguas abajo ( transporte, montaje ). El empresario tiene un nivel de control alto de lo que sucede en sus instalaciones, pero la situación cambia en lo que respecta a sus proveedores. Estos son igualmente críticos para que la empresa tenga éxito. Para poder integrarlos bien en el plan de producción, el empresario debe conocer bien tanto su capacidad técnica ( qué saben hacer ) como productiva (cuanto pueden producir en cada momento). Es necesario el intercambio periódico de información entre las dos partes, así como que el proveedor comunique cualquier incidencia rápidamente que pueda afectar a la producción, con el fin de que la empresa pueda reaccionar de alguna forma.
En este ámbito, es muy necesario el mantenimiento de unas buenas relaciones personales y de confianza en el interlocutor del proveedor.
Mejora de los procesos productivos
Podemos definirlo como aquel proceso destinado a reducir el coste o el tiempo de producción, o mejorar la calidad del producto, aunque de tanto emplearse el término, el concepto de mejora continua se ha desgastado, principalmente por su falta de concreción.
En función de las características del mercado y de sus competidores, el empresario debe saber en qué ámbito concreto poner el acento y actuar en consonancia. Lo que está claro es que no mejorar los procesos productivos es quedarse atrás de forma paulatina, porque las empresas competidoras van mejorando su producto y sus procesos productivos. Un ejemplo de proceso de mejora lo podemos encontrar en el artículo de cómo aplicar el lean manufacturing en un taller.
Si las barreras a la mejora son demasiado altas, por el elevado volumen de inversión requerido, falta de personal especializado unido a la incapacidad efectiva de contratarlo, etc.. es mejor pensar en abandonar la actividad productiva de la empresa y buscar otras alternativas, por ejemplo, subcontratar parte de la actividad productiva, comprar el producto fuera y mantener la marca, actuar de comercializador ampliando la cartera de productos, o cualquier otra combinación posible. Pero el no hacer nada es tomar una decisión en firme que provocará en el futuro que la actividad productiva no sea viable, con todas las consecuencias negativas que ello tendrá para el conjunto de la empresa.
El empresario de una PIME normalmente conoce bien las operaciones de su empresa, porque seguramente él mismo las inició al empezar la actividad empresarial. Este hecho es positivo, pero deben tener en cuenta una serie de comportamientos que pueden traer consecuencias negativas, como son el tener abandonadas otras áreas de la empresa (ventas, administración) que son imprescindibles para el éxito del negocio y el querer mantener un liderazgo técnico personal cuando la técnica ha evolucionado mucho, de forma que el empresario pasa a ser más un freno que un acelerador de la empresa.
Como especialistas en la consultoría a medida de las necesidades reales de la empresa y el empresario, trabajamos con las pymes buscando la mejora y la consecución de sus objetivos.
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