La incertidumbre económica en la industria española
Una vez pasadas las fechas estivales, la economía española vuelve a la realidad que viste manga larga y días de tímida luz solar. La realidad maquillada desde febrero por la generación de empleo en la hostelería, el 40% del nuevo empleo proviene del sector, nos sitúa en un panorama nada alentador.
Los hogares españoles han visto incrementado el crédito al consumo, los tipos de interés mantienen su crecimiento, pero las terrazas y los bares no han dejado de llenarse, lo que hace menos visible una realidad palpable que no es nueva y que llevaba tiempo amenazando.
El encarecimiento del crédito ha reducido la capacidad de financiación externa de las pymes. El elevado aumento en los tipos de interés, llegando a triplicarse, marcan una cifra récord que no se recordaba desde hace más de 10 años. Esto requiere un esfuerzo extra por parte de las pequeñas y medianas empresas si quieren mantener sus plantillas y seguir adelante con su actividad.
Incertidumbre económica
Aunque, no es España la única que ve como lo que para muchos era un techo despejado y sin nubes, ahora empieza a teñirse de un gris plomizo. La zona euro ha cerrado septiembre con datos negativos por la severa caída de la demanda y lo que antes era un riesgo de posible estancamiento económico, ahora es una realidad.
Se avecinan 12 meses de incertidumbre, la continua y constante presión a la que la industria se ve sometida por los costes y la tasa de inflación de los precios, además del incremento de los costes laborales unitarios hace que las expectativas del BCE hasta 2026 de situar la inflación por debajo del 2%, sea una quimera. Es cierto que hemos visto una desaceleración en la inflación, pero esto no conllevará una bajada en los tipos, como ya adelantó Luis de Guindos, vicepresidente del BCE, ya que no se prevé que ocurra como en los periodos de desaceleración de hace dos décadas, donde cayó de manera brusca.
La bajada en la cantidad de pedidos, la más alta en tiempos post pandémicos, se ceba con el sector manufacturero y de servicios. Esta caída afecta a la producción y no genera a medio plazo una confianza positiva de estabilidad o crecimiento. Los costes laborales, por ejemplo, de las pymes españolas han subido un 19% en dos años, manteniendo un alza sostenida en el tiempo y produciendo una merma considerable en la capacidad de crecimiento y productividad. Los indicadores más relevantes:
- Caída del consumo
- Caída de la inversión
- Destrucción de empleo
La caída del consumo, la caída de la inversión y destrucción de empleo son los ingredientes principales del guiso al que nos vemos envueltos. Las previsiones menos alarmistas prevén una desaceleración todavía más intensa para el 2024.
La demanda externa y la caída de nuestras exportaciones se hunde respecto al trimestre anterior y el empeoramiento en la actividad económica en países de la Unión Europea como por ejemplo Alemania, nos afecta directamente a la exportación y al sector del turismo.
El incremento de los costes
Los precios de la energía, por ejemplo, una imperiosa necesidad de reformas que no llegan, frenan la competitividad de nuestras empresas y aumentan sus costes productivos haciéndolas menos competitivas y esto preocupa enormemente ya que ha sido el sector exterior el elemento clave en el crecimiento.
Quizás este estado en el que se encuentra la economía actual está fuertemente influenciado por la tendencia implementada en los últimos años de “anestesiar” la economía con políticas monetarias expansivas, con un alto intervencionismo que sustituye la actividad económica por el gasto público, haciendo de éste su sostén y generando una enorme deuda. Es cierto, que estas medidas, de no haber sufrido una pandemia mundial, podrían haber sido muy diferentes, pero la realidad es que, de aquellas lluvias, estos lodos y en ellos, intenta nadar el sector privado.
El panorama no es alentador para las empresas, ya que no se podrán demorar los cumplimientos en reglamentación fiscal para la eurozona en 2024 y una vez que se retomen, la actividad económica disminuirá.
¿Y qué hago con mi empresa ahora?
¿Hay alguna receta mágica al respecto? ¿qué pueden hacer nuestras empresas para sobrevivir y capear el temporal? ¿es mejor plegar velas hasta que escampe y permanecer agazapados?
Pues depende. Lo principal, es que todo empresario y más ante un entorno complejo u hostil, ha de saber la situación real de su empresa, sin paños calientes, sin mensajes envueltos en delicados precintos, una fotografía real y cruda de su empresa. No es fácil, es cierto y, menos fácil si la quiere hacer el propio empresario.
En el siguiente vídeo podemos ver un caso real donde se destaca la importancia de actuar cuando llegan los momentos difíciles y se ha de recurrir a una empresa externa.
Aquí es donde entra la figura del analista. Su analítica visión nos dará una instantánea real de la situación y será el primer paso de un camino que nos puede llevar a la supervivencia, el crecimiento o incluso el cese de la actividad, pero no pasar por esta vista de desnudez que nos proyecta una reflexión del espejo, es, lamentablemente en muchos casos, acercarnos a un cese de la actividad de una manera más dramática.
Ponte en contacto con nosotros si deseas que mantengamos una entrevista donde puedas exponer tu situación real, tus inquietudes y por nuestra parte, mostrarte nuestra manera de trabajar con empresas que, como la tuya, desean no solamente mantener su actividad, si no que persiguen ganar en calidad de vida o crecimiento, por ejemplo.
